Acabo de recibir este video de la conferencia de Jose Antonio Melé, y una vez he terminado de verlo, he intentado hacer un análisis del mismo.
¡Qué razón tiene este hombre! Siempre intentamos que los demás cambien el mundo, de echar la culpa a los demás. Debemos cambiar el sistema, la educación. Pero eso sí, que sea el vecino quien levante la voz y diga: - ¡Basta ya!
Sí, porque si empieza él, yo no habré que tenido que hacer ningún esfuerzo, y el cambio surgirá sin ningún esfuerzo por mi parte, y mi integridad habrá quedado limpia y reluciente diciendo: - No, si yo estaba totalmente de acuerdo con mi vecino, yo le apoyaba. Pero eso sí, desde el silencio, desde la sombra. ¡Qué se apañe él!
Una cosa es cierta y definitiva, y lo sabemos: el mundo tiene que cambiar. Pero, ¿no creéis qué para que el mundo cambie debemos cambiar nosotros primero?
Seguimos educando a nuestros hijos como borreguitos, explicándoles que deben seguir un sistema que no funciona. ¡Estudiar! ¡Estudiar y aprender! Meteros toda la información que podáis en el cerebro, pero eso sí, no penséis libremente, no dudéis de lo que los mayores os decimos, no tengáis imaginación para crear otro mundo más justo, más libre. En definitiva, que puedan cambiar este sistema que vemos que no funciona. ¡Qué sea el vecino! Tú no hijo. Tú sigue educándote y fórmate sólo para tener una casa, una familia y mantenerla, y a los demás, que les den.
Después de oír a este hombre y a muchos otros más como él, empiezo a pensar que yo no quiero que mis hijos sean borreguitos. Debemos decir:
-¡Basta ya! ¡Yo quiero que este mundo cambie!
Yo por mi parte pondré mi granito de arena con mi imaginación que para eso la tengo. He intentaré, no intentaré, ¡no! Voy a poner de mi parte todo lo que mi persona tiene dentro, y lo sacaré fuera para ayudar a que este mundo cambie de una vez. Ya sé que todos os diréis, pero hija, ¿tú qué vas a hacer con la cantidad de océanos que hay que cambiar? Tú un pobre pececillo ¿qué vas a poder hacer? Pues aunque sea, poner un granito de arena en este océano de lágrimas. Y si necesitamos un aliciente, una meta, porque mi meta no es otra que mis hijos tengan un futuro mejor, en el que puedan pensar y utilizar su imaginación libremente, y que tengan ese sentimiento que parece perdido, que no es otra cosa que es la esperanza. La esperanza de crear un mundo mejor. Yo quiero que mis hijos se instruyan, es decir, saquen de ellos todo su potencial. Sí INSTRUIR (sacar de dentro hacia fuera). EDUCAR (meter hacia dentro).
Una vez alguien me dijo, no recuerdo ahora bien quien fue, que cuando las personas pensamos libremente y dejamos que fluyan nuestros pensamientos y comenzamos a crear y desear un mundo mejor, es peligroso para quienes tienen el poder. Así que intentemos crear un mundo mejor para que nuestros hijos puedan sentir, amar libremente, y sobre todo, para que se quieran a sí mismos tal y como son; orgullosos de lo que llevan dentro de su corazón y capaces de pensar y dejar que sus sentimientos afloren. Si comenzamos a cuestionar lo que dicen o hacen, los que manejan los hilos, ésto podría ser peligroso para ellos como ya he dicho, pero quizás, sería el comienzo del cambio de esta sociedad enferma, y comenzaríamos a sanarla y a crear una sociedad verde, en la que todos quisiéramos aportar nuestras ideas, nuestros deseos. Donde podríamos libremente mostrar nuestros sentimientos, cambiar sonrisas por stress, disfrutar de nuestra familia en vez de trabajar 12 horas diarias, para mantener una riqueza que después, no podemos disfrutarla. Donde veríamos esa parte del mundo que nos queda tan lejana y empezaríamos a tener tiempo para pensar en cómo podríamos cambiarla. En imaginar y después solucionar como saciar la sed y el hambre de todas aquellas personas que están en esa parte del mundo, y que no nos ha tocado vivir, porque el azar ha sido generoso con nosotros. Tenemos nuevas herramientas como internet para poder llegar a millones de lugares, pero además también, tenemos nuestra arma secreta; la que hemos utilizado durante toda nuestra evolución como humanos, la que nos ha ayudado a crear a crecer, y esta no es otra, que la imaginación y a través de ella podemos volar libres.
Sí, cambiemos el mundo nosotros, no esperemos a que lo haga el vecino. Y no nos digamos: - lo intentaré.
O hazlo o no lo hagas pero no lo intentes - dijo un día un personaje de ficción, llamado Yoda.
Y sin más, aquí os dejo la conferencia de José Antonio Melé. Y que cada uno saque sus propias conclusiones y que haga su propio análisis.
http://vimeo.com/22428814
